El 17 de agosto es una fecha imborrable en la memoria colectiva de los argentinos. Cada año, rememoramos el fallecimiento de José de San Martín, un hombre excepcional que dedicó su vida a luchar por la libertad y la independencia de nuestra nación.
San Martín fue un estratega brillante, un líder carismático y un visionario incansable. Su legado, marcado por sus campañas militares y su visión política, es una fuente inagotable de inspiración.
San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, una pequeña ciudad en la actual provincia de Corrientes. Su infancia transcurrió entre las tierras fértiles del Litoral y las historias de aventuras y batallas que le contaba su padre, un militar español.
A los dieciséis años, San Martín ingresó al Regimiento de Dragones de Buenos Aires. Allí, comenzó una brillante carrera militar que lo llevaría a participar en numerosas campañas en España y Europa.
En 1812, con el estallido de la Guerra de la Independencia, San Martín regresó a América. Se puso al servicio de las fuerzas revolucionarias y rápidamente ascendió en la jerarquía militar.
Sin duda, una de las hazañas más notables de San Martín fue el cruce de los Andes en 1817. Al mando del Ejército de los Andes, cruzó la imponente cordillera con más de 5000 hombres, 1700 caballos y 800 animales de carga.
El cruce fue una verdadera odisea, marcada por el frío intenso, la falta de alimentos y las embestidas del enemigo. Sin embargo, la determinación de San Martín y la valentía de sus tropas hicieron posible lo imposible.
Tras cruzar los Andes, San Martín se unió a las fuerzas chilenas y, juntos, lograron la victoria en la batalla de Chacabuco en 1817. Esta victoria significó la liberación de Chile del dominio español.
En 1820, San Martín zarpó hacia Perú con la intención de liberar también a este país. Después de una serie de batallas y negociaciones, logró proclamar la independencia del Perú el 28 de julio de 1821.
Tras dejar el Perú en manos de Simón Bolívar, San Martín se retiró a la vida privada. Pasó sus últimos años en Boulogne-sur-Mer, Francia, donde falleció el 17 de agosto de 1850.
San Martín, el "Padre de la Patria", dejó un legado imborrable. Fue un hombre de principios, un guerrero valiente y un líder visionario. Su sacrificio y su dedicación siguen siendo una inspiración para todos los argentinos.