En el calendario de nuestro país, el 18 de julio es una fecha que brilla con luz propia, pues conmemora un hecho histórico que transformó para siempre la identidad uruguaya. Hace ya más de dos siglos, un grupo de valientes patriotas se enfrentó a un poderoso Imperio para conquistar nuestro ansiado sueño de independencia. ¡Y lo lograron!
En medio de un contexto convulsionado, donde los vientos de libertad soplaban con fuerza por toda América, Uruguay se preparaba para dar su propio paso hacia la autodeterminación. El año era 1825, y la chispa de la rebelión se encendió en las calles de Montevideo. Los líderes de la revolución, entre los que se encontraban figuras como José Gervasio Artigas y Juan Antonio Lavalleja, unieron fuerzas para enfrentar al temible ejército imperial brasileño.
Las batallas fueron cruentas y el camino hacia la victoria estuvo plagado de sacrificios. Pero la pasión y el anhelo por la libertad que ardía en el corazón de los uruguayos fue más fuerte que cualquier obstáculo. Finalmente, el 18 de julio de 1825, se selló nuestra independencia con la Declaratoria de la Independencia, un documento que proclamó al mundo entero el nacimiento de una nueva nación.
Desde entonces, el 18 de julio ha sido una fecha de celebración y reflexión para todos los uruguayos. Cada año, recordamos con orgullo la hazaña de nuestros antepasados y renovamos nuestro compromiso con los valores que inspiraron su lucha: la libertad, la justicia y la soberanía. En cada desfile, en cada fiesta patriótica, en cada acto cívico, sentimos un profundo agradecimiento por el legado que nos dejaron.