2 de junio: Un día inolvidable
Hace más de 23 años, el 2 de junio de 1999, se grabó en la memoria colectiva de los españoles como un día trágico e inolvidable. Aquella tarde, un comando terrorista de ETA perpetró un atentado con coche bomba en la calle Miguel Ángel de Madrid, provocando la muerte de cinco personas e hiriendo a otras 40.
El impacto fue enorme. La ciudad quedó conmocionada y el país entero se sumió en la tristeza y la indignación. Recuerdo aquel día como si fuera ayer, la noticia me llegó cuando estaba en casa, cenando con mi familia. La televisión anunciaba el atentado y las imágenes de los coches destrozados y las víctimas en el suelo me dejaron helado.
En aquel momento, sentí una mezcla de rabia, miedo y desolación. No podía creer que algo así hubiera ocurrido de nuevo en España. El terrorismo había vuelto a golpear con toda su crueldad, arrebatando vidas inocentes y sembrando el caos.
Durante los días siguientes, el país se volcó en homenajear a las víctimas y en mostrar su rechazo al terrorismo. Multitudes de personas salieron a las calles para participar en concentraciones y manifestaciones, clamando por la paz y la unidad.
Sin embargo, aquel atentado dejó una profunda herida en la sociedad española. La violencia terrorista había generado un clima de miedo e inseguridad, y muchos ciudadanos vivían con el temor de que algo similar pudiera volver a ocurrir.
Por eso, el 2 de junio es un día que nunca debemos olvidar. Es un día para recordar a las víctimas, mostrar nuestra solidaridad con sus familiares y amigos, y renovar nuestro compromiso con la lucha contra el terrorismo.
Cada año, este día se conmemora con actos institucionales y homenajes en memoria de los fallecidos. Es un momento para reflexionar sobre la importancia de la paz, la libertad y la convivencia democrática.
También es un día para recordar a todas las víctimas del terrorismo, no solo en España sino en todo el mundo. El dolor y la rabia que sienten sus familiares y amigos nos deben servir de acicate para seguir trabajando por un mundo libre de violencia y odio.
Porque el 2 de junio no debe ser solo un día de luto, sino también un día de esperanza y compromiso. Un día para mirar hacia adelante y trabajar juntos por construir una sociedad mejor, en la que todos tengamos cabida y podamos vivir en paz y libertad.