Accidente Brincos Dieras




¿Alguna vez te has quedado atascado en un lugar del que no puedes salir? Seguro que te ha pasado alguna vez, ¿verdad? A mí me pasó hace poco, pero no fue en sentido figurado, sino literal. Me quedé atascada en un juego para niños.
Era un día caluroso de verano y yo estaba en el parque con mi hijo pequeño. Había un montón de niños jugando en los columpios, el tobogán y los balancines. Mi hijo se subió a uno de los balancines y empezó a balancearse. Yo le empujé un rato y luego me senté en un banco cercano a descansar.
Mientras estaba sentada allí, vi a un grupo de niños jugando en un castillo hinchable. Parecía muy divertido, así que me acerqué a ver. El castillo hinchable era enorme y había un montón de niños saltando dentro. Parecía muy divertido, así que decidí unirme a la fiesta.
Me quité los zapatos y me metí en el castillo hinchable. Empecé a saltar y a rebotar como todos los demás niños. Me estaba divirtiendo mucho. Estaba saltando tan fuerte que casi toco el techo del castillo hinchable.
Pero entonces, de repente, me pasó algo. Mi pie se quedó atascado en uno de los agujeros de la pared del castillo hinchable. Intenté sacar el pie, pero estaba atascado. Cuanto más tiraba, más se atascaba.
Empecé a entrar en pánico. Los demás niños seguían saltando y rebotando a mi alrededor, pero yo estaba atrapada. No podía moverme. Empecé a gritar pidiendo ayuda, pero nadie me oía.
Estuve atrapada en el castillo hinchable durante lo que parecieron horas. Finalmente, uno de los padres que vigilaba a los niños me oyó gritar. Vino a ver qué pasaba y me ayudó a sacar el pie.
Me alegré mucho de estar libre, pero también estaba avergonzada. No podía creer que me hubiera quedado atascada en un juego para niños. Fue una experiencia humillante, pero también divertida.
Ahora, cada vez que veo un castillo hinchable, no puedo evitar sonreír. Me recuerda el día en que me quedé atascada y me avergüenzo de ello. Pero también me recuerda que incluso de las experiencias más embarazosas podemos aprender algo.
Y lo más importante, he aprendido que nunca debo subestimar el poder de un juego para niños.