El pasado 2 de mayo, un avión de Latam que volaba entre Santiago y Asunción realizó un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto Guaraní, minutos después de despegar. El incidente, que dejó un pasajero fallecido y varios heridos, conmocionó a la opinión pública.
Más allá de la tragedia, el accidente también puso de relieve el heroísmo y la profesionalidad de la tripulación de Latam. El piloto, Rodrigo Fernández, de 31 años, y el copiloto, Mauricio Quiroz, de 30, fueron ampliamente elogiados por su冷静y habilidad para manejar una situación potencialmente fatal.
En un relato desgarrador, uno de los pasajeros describió el momento en que el avión comenzó a perder altura.
"Sentí que mi corazón se salía del pecho", dijo. "Gritaba y rezaba, pensando que íbamos a morir."
Mientras los pasajeros entraban en pánico, los pilotos Fernández y Quiroz mantuvieron la calma y trabajaron sin descanso para estabilizar el avión.
"Fue un milagro que aterrizaran de forma segura", dijo un pasajero. "Les debemos nuestras vidas."
La investigación oficial sobre el accidente aún está en curso, pero los informes preliminares sugieren que el avión pudo haber sufrido una falla en el motor.
El accidente de Latam fue un recordatorio de que, incluso en los momentos más aterradores, siempre hay héroes dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar a otros.
Los pilotos Fernández y Quiroz son un testimonio del coraje y la dedicación de los profesionales de la aviación que trabajan incansablemente para garantizar la seguridad de nuestros cielos.
Como dijo un pasajero agradecido:
"Estos pilotos son nuestros ángeles guardianes. Nunca olvidaremos su valentía y sacrificio."