Activista Sandra Domínguez: Una voz silenciada




En el corazón de Oaxaca, tierra de tradiciones y luchas, una voz resonante se ha apagado, dejando un vacío ensordecedor en la defensa de los derechos de las mujeres.

Sandra Domínguez, una activista indómita que dedicó su vida a combatir la violencia de género y empoderar a las mujeres indígenas, desapareció sin dejar rastro el pasado 4 de octubre.


Una trayectoria de compromiso

La historia de Sandra es un testimonio de resiliencia y valentía. Nacida en la comunidad indígena ayuuk, presenció de primera mano las injusticias que enfrentaban las mujeres en su comunidad.

Como abogada, Sandra dedicó su carrera a defender los derechos de las mujeres, particularmente en casos de violencia doméstica y discriminación. Su voz resonó en tribunales y asambleas, abogando por un mundo más justo para todas las mujeres.


Una lucha silenciada

El trabajo de Sandra no estuvo exento de riesgos. Enfrentó amenazas, intimidaciones y difamaciones por parte de quienes se veían amenazados por su activismo.

Sin embargo, nunca se echó atrás. Continuó su lucha incansable, denunciando la corrupción y exigiendo justicia para las víctimas de violencia. Su valentía inspiró a muchos y se ganó el respeto y la admiración de quienes la conocían.


Un dolor insoportable

La desaparición de Sandra ha dejado a su familia, amigos y a toda la comunidad desconsolados.

Las autoridades han desplegado operativos masivos de búsqueda, pero hasta ahora no hay rastro de ella. Sus seres queridos viven con la angustia y la desesperación, rogando por su regreso seguro.


Un llamado a la acción

La desaparición de Sandra Domínguez no solo es un ataque contra un individuo, sino contra el propio tejido de nuestra sociedad.

Exigimos a las autoridades que redoblen sus esfuerzos para encontrarla y llevar a los responsables ante la justicia.

También hacemos un llamado a todos los que creen en los derechos humanos y la justicia para que se unan a nosotros en esta lucha. La voz de Sandra no puede ser silenciada, y su legado debe continuar inspirándonos para combatir la violencia de género y crear un mundo mejor para todas las mujeres.

Sandra Domínguez, tu ausencia nos duele profundamente, pero tu espíritu de lucha seguirá ardiendo como una llama eterna, guiándonos hacia un futuro más justo y equitativo.