Adios Sanborns




Hoy nos despedimos de un ícono de la Ciudad de México, un lugar donde generaciones enteras han compartido recuerdos inolvidables: Sanborns.
Desde su primera tienda en el Centro Histórico, allá por los años 30, Sanborns se ha convertido en un punto de referencia para la vida social y cultural de la capital.
Aquí, los amantes del café se han reunido para charlar durante horas, los bibliófilos han encontrado tesoros literarios y las familias han celebrado innumerables cumpleaños y aniversarios.
Pero más que un simple lugar de reunión, Sanborns ha sido un fiel reflejo de la evolución de la propia Ciudad de México.

Recuerdo que cuando era niño, visitar Sanborns era un acontecimiento especial.
Mi padre me llevaba a desayunar los domingos y me pedía un chocolate caliente y un croissant que yo devoraba con deleite.
Mientras esperaba, me entretenía observando el animado ir y venir de la gente y los escaparates llenos de juguetes y dulces.
Era como entrar en un cuento de hadas, un lugar donde todo era posible.

A medida que fui creciendo, Sanborns se convirtió en un lugar de encuentro con mis amigos.
Nos reuníamos después de la escuela para tomar un helado y contar nuestros secretos, o nos quedábamos hasta altas horas de la noche estudiando para los exámenes.
Era nuestro refugio, nuestro lugar seguro donde podíamos ser nosotros mismos.

Con el tiempo, Sanborns también se convirtió en un lugar para descubrir nuevos mundos.
Aquí, leí mi primera novela, exploré diferentes culturas a través de sus libros de viajes y me enamoré de la historia de México.
Fue en Sanborns donde mi mente se abrió a nuevas posibilidades y mi imaginación se disparó.

Hoy, mientras camino por la avenida Madero y veo el cartel de "Cerrado" en la fachada de Sanborns, siento una punzada de nostalgia.
Es como si un pedazo de mi infancia y de la historia de mi ciudad se hubiera ido para siempre.
Pero también sé que Sanborns no desaparecerá realmente.
Los recuerdos que hemos creado allí vivirán para siempre en nuestros corazones y seguirán inspirándonos a lo largo de nuestra vida.

Así que, aunque digamos adiós a la tienda física, Sanborns seguirá siendo un lugar especial para todos los que hemos tenido el privilegio de compartir sus mesas y disfrutar de su encanto único.
Gracias, Sanborns, por los recuerdos, la magia y el amor que nos has dado.
Te llevaremos siempre con nosotros.