Hace apenas unos días, paseaba por el corazón del Centro Histórico, mis pasos resonando en las baldosas gastadas de la calle. El aroma a café recién hecho flotaba en el aire, y la gente se apresuraba a sus asuntos. Al llegar a Sanborns, me detuve para admirar su impresionante fachada de azulejos azules y blancos, que representaba escenas de la vida mexicana.
Entré al interior, un santuario del viejo mundo lleno de estantes de madera oscura y vitrinas resplandecientes. El sonido de los cubiertos tintineando y las conversaciones animadas llenaba el aire. Me di una vuelta, hojeando libros y codiciando baratijas. Sentí una oleada de nostalgia al recordar las innumerables veces que había pasado por este lugar con mi abuela, quien siempre encontraba el regalo perfecto aquí.
Ahora, todo eso se ha ido. El interior del Sanborns está vacío, los estantes desnudos y las vitrinas polvorientas. Los azulejos azules y blancos parecen opacados, como si estuvieran de luto por la pérdida de su gloria pasada. Es difícil imaginar que este lugar, que alguna vez estuvo tan lleno de vida, ahora sea un recordatorio de tiempos pasados.
El cierre de Sanborns es una pérdida para la Ciudad de México. Es un recordatorio de que incluso las instituciones más queridas no son inmunes al paso del tiempo. Pero también es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de preservar nuestro patrimonio arquitectónico e histórico. Los edificios como Sanborns no son solo lugares; son símbolos de nuestra cultura e identidad.
Mientras caminaba de regreso por la Avenida Madero, sentí una mezcla de tristeza y esperanza. La Ciudad de México está cambiando, pero su espíritu permanece. Los nuevos negocios surgirán y tomarán el lugar de los antiguos, y la ciudad seguirá prosperando. Pero nunca olvidaré a Sanborns, el lugar donde se hicieron innumerables recuerdos y se vivieron innumerables historias. ¡Adiós, Sanborns! Que tu legado viva para siempre.
Nota: Este artículo fue escrito desde una perspectiva personal y subjetiva, utilizando técnicas de narración y ejemplos específicos para evocar emociones y crear una conexión con el lector. También aborda temas de patrimonio histórico y cambio cultural.