Imagina que circulas por la carretera y, de repente, se acerca un vehículo a gran velocidad. El impacto es inminente y tu mundo se ralentiza. En ese momento crucial, el airbag entra en acción.
Dentro del volante, el tablero y los asientos laterales, se esconden bolsas de nailon plegadas. Cuando se detecta una colisión, sensores especiales envían señales a un módulo de control que activa un generador de gas. Lo que ocurre a continuación es un proceso extraordinariamente rápido.Los airbags funcionan codo con codo con los cinturones de seguridad, ofreciendo una protección integral en caso de accidente. Los cinturones mantienen al ocupante en su sitio, mientras que los airbags amortiguan el impacto y minimizan el movimiento de la cabeza y el cuello.
La tecnología de los airbags ha evolucionado a lo largo de los años, con diferentes tipos de airbags diseñados para proteger áreas específicas del cuerpo. Algunos airbags están diseñados para proteger la cabeza y el pecho, mientras que otros cubren las rodillas y la pelvis.Además de los accidentes de tráfico, los airbags también pueden desplegarse en caso de un vuelco del vehículo. Esto ayuda a proteger a los ocupantes de ser expulsados o aplastados por el coche.
Los airbags son un testimonio del ingenio humano y de la búsqueda incesante de seguridad en el transporte. Al actuar como un salvavidas silencioso, los airbags han salvado innumerables vidas y han hecho que nuestras carreteras sean un lugar un poco más seguro.