Al fondo hay sitio




Dicen que la nostalgia es un sentimiento dulce y amargo a la vez. Y es que, ¿quién no recuerda con cariño esa serie de televisión que marcó su infancia o adolescencia? En mi caso, esa serie es sin duda Al fondo hay sitio.

¿Cómo olvidar a los González, los Maldini y los Montalbán? Estas tres familias tan diferentes, pero al mismo tiempo tan unidas, nos hicieron reír, llorar y soñar durante más de ocho años.

Recuerdo que cuando era pequeña, no me perdía ni un solo capítulo. Me encantaba ver las aventuras y desventuras de los personajes, y me identificaba mucho con ellos.

  • Quién no ha deseado alguna vez ser tan divertida y ocurrente como Charito Flores?
  • ¿O quién no ha soñado con tener una historia de amor tan bonita como la de Joel y Fernanda?
  • ¿O quién no ha sentido el dolor de perder a un ser querido como los Maldini cuando murió Francesca Maldini?
Pero más allá de las risas y las lágrimas, Al fondo hay sitio también nos dejó muchas enseñanzas. Nos enseñó la importancia de la familia, de la amistad y de la perseverancia.

Nos enseñó que, a pesar de las diferencias, siempre podemos encontrar puntos en común. Y nos enseñó que, por muy difícil que sea la vida, siempre hay motivos para sonreír.

Hoy, casi diez años después del final de la serie, todavía echo de menos a los personajes de Al fondo hay sitio. Pero sé que siempre estarán conmigo, en mis recuerdos y en mi corazón. Gracias por tanto, Al fondo hay sitio.

¿Y tú? ¿Cuáles son tus momentos favoritos de la serie? ¿Qué personajes te gustaban más? Déjame tus comentarios a continuación.