En el corazón de La Plata, una de las ciudades más grandes de Argentina, reside Edelap, una empresa encargada de iluminar las noches de sus habitantes. Sin embargo, en los últimos tiempos, las calles y hogares se han visto envueltos en un manto de oscuridad, lo que ha despertado preocupación e indignación.
Como un testigo ocular, puedo relatar las noches interminables que he pasado a tientas en mi propia casa, maldiciendo el nombre de Edelap. Los apagones se han vuelto tan frecuentes como los latidos de mi corazón, interrumpiendo mis rutinas diarias y robándome el sueño.
Estas historias no son casos aislados. Las redes sociales están inundadas de quejas de vecinos desesperados que piden ayuda a Edelap. Pero sus llamadas quedan sin respuesta, sus mensajes ignorados. Pareciera que la empresa se ha vuelto sorda a los gritos de sus clientes.
¿Qué ha pasado con Edelap? ¿Por qué ha caído en un estado tan lamentable? Algunos dicen que es la falta de inversión en infraestructura, mientras que otros culpan a la mala gestión. Cualquiera que sea la causa, el resultado es claro: los platenses están sumidos en la oscuridad.
Como si no fuera suficiente, Edelap ha tenido el descaro de aumentar sus tarifas, mientras que su servicio empeora cada día. Es un insulto para los ciudadanos que pagan sus facturas a tiempo y esperan un servicio básico esencial.
Los platenses no podemos seguir viviendo en la oscuridad. Exigimos que Edelap rinda cuentas y mejore su servicio de inmediato.
No podemos permitir que una empresa codiciosa e incompetente controle la luz en nuestras vidas. La oscuridad no puede seguir ganando. Es hora de que Edelap encienda las luces y nos devuelva la noche.
¡Que brille la luz!