El Palau Blaugrana vibró el pasado fin de semana con un partido que quedará para la historia. El Barça, líder indiscutible de la liga, se enfrentó al Breogán, el equipo revelación de la temporada. El resultado, una victoria sufrida del conjunto culé por 84-80, fue lo de menos.
Lo que realmente hizo especial este encuentro fue la atmósfera que se respiró en el Palau. El pabellón lleno hasta la bandera, el público entregado y los dos equipos dando lo mejor de sí mismos crearon un ambiente único.
El Breogán saltó a la pista con un descaro impropio de un recién ascendido. Los gallegos jugaron de tú a tú al Barça, sin complejos y con una intensidad que hizo sufrir a los azulgranas.
Por parte del Barça, destacaron la actuación de Nikola Mirotic, que lideró al equipo en anotación con 22 puntos, y la defensa de Cory Higgins, que secó a Sergi Quintela, el máximo anotador del Breogán.
El partido tuvo un final de infarto. Con el marcador igualado a 80 puntos y a falta de pocos segundos para el final, el Barça dispuso de una última posesión. Mirotic recibió el balón en la esquina y, con un lanzamiento inverosímil, anotó el triple que dio la victoria a su equipo.
El Palau Blaugrana estalló en júbilo y los jugadores del Breogán, aunque derrotados, recibieron el aplauso del público por su gran actuación. Fue una noche de emociones fuertes, una noche de baloncesto que quedará para el recuerdo.
Reflexión
Este partido nos dejó una gran lección: en el deporte, nada está escrito. El Breogán, un equipo recién ascendido, estuvo a punto de dar la sorpresa ante el todopoderoso Barça. Y eso es lo que hace que el deporte sea tan emocionante.