Todos tenemos una historia que contar, una historia que nos define y nos hace quienes somos. Para mí, esa historia es la de mi lucha por aceptarme a mí misma, por abrazar a la persona única y especial que soy. No siempre ha sido fácil, pero he llegado lejos y estoy orgullosa del progreso que he logrado.
Crecí en un pequeño pueblo donde ser diferente no era algo bueno. Siempre fui una niña alta y delgada, con el pelo oscuro y los ojos marrones. No encajaba con las otras chicas, que eran más bajas, más rubias y más delgadas. Me llamaban "zanahoria" y "flacucha", y me hacían sentir que no era lo suficientemente buena.
A medida que fui creciendo, mi inseguridad también creció. Comencé a compararme constantemente con otras personas, y siempre me quedaba corta. Sentía que no era lo suficientemente guapa, lo suficientemente inteligente o lo suficientemente popular. Vivía con un sentimiento constante de insatisfacción y duda.
En la universidad, las cosas empezaron a cambiar. Conocí gente nueva que era diferente a mí, pero que me aceptaba por lo que era. Empecé a explorar mis propios intereses y pasiones, y descubrí que era buena en muchas cosas. Mi confianza comenzó a crecer, poco a poco.
Sin embargo, todavía tenía momentos de duda. Todavía me comparaba con otras personas, y todavía sentía que no era lo suficientemente buena. Pero entonces recordaba a las personas que me habían apoyado, y recordaba todas las cosas que había logrado. Me recordaba a mí misma que era valiosa y que merecía ser amada.
Hoy, estoy en un lugar mucho mejor. He aprendido a aceptarme a mí misma por lo que soy, con todos mis defectos y virtudes. Todavía tengo días en los que me siento insegura, pero ya no dejo que esos días me definan. Sé que soy una persona fuerte, capaz y digna. Y sé que merezco ser feliz.
Mi viaje hacia la aceptación no ha sido fácil, pero ha valido la pena. He aprendido mucho sobre mí misma y sobre el mundo. He aprendido que está bien ser diferente, y que hay personas que te aceptarán por lo que eres. He aprendido que la confianza no es algo que se da de la noche a la mañana, sino algo que hay que cultivar con el tiempo y el esfuerzo.
Si estás luchando por aceptarte a ti mismo, quiero que sepas que no estás solo. Hay personas que te quieren y te apoyan, y que quieren verte triunfar. No te rindas. Sigue luchando por lo que crees y, con el tiempo, encontrarás la aceptación que buscas.