El cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá, es una figura emblemática en la historia de la Iglesia católica colombiana. Un hombre sencillo y humilde, su vida y obra han dejado una huella indeleble en el corazón de los colombianos.
Pedro Rubiano nació en Manizales, Colombia, el 13 de septiembre de 1932. Desde su niñez, mostró una profunda vocación religiosa y a los 12 años ingresó al Seminario Menor de Bogotá.
Rubiano estudió filosofía y teología en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Fue ordenado sacerdote en 1958 y desempeñó varios cargos pastorales en la arquidiócesis de Bogotá.
En 1989, el papa San Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Bogotá y, en 1994, arzobispo coadjutor. En 1996, asumió como arzobispo titular de Bogotá, cargo que desempeñó hasta su retiro en 2019.
El cardenal Rubiano se caracterizó por su gran labor pastoral. Promulgó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen María, y fomentó la reconciliación y la paz en medio del conflicto armado colombiano.
Además de su labor espiritual, Rubiano también se destacó por su compromiso social. Abogó por los pobres y marginados, y promovió la educación y la cultura como medios para el desarrollo integral del ser humano.
En 2006, el papa Benedicto XVI lo elevó al Colegio Cardenalicio. Como cardenal, Rubiano participó en varios sínodos y conclaves, contribuyendo activamente al gobierno de la Iglesia universal.
Tras su retiro como arzobispo, el cardenal Rubiano continuó sirviendo a la Iglesia como asesor del Papa Francisco. Falleció en Bogotá el 11 de marzo de 2021, a los 88 años de edad.
El legado del cardenal Pedro Rubiano Sáenz es inmenso. Su vida y obra son un testimonio de fe, humildad y servicio. Sus enseñanzas y su ejemplo seguirán inspirando a los colombianos y al mundo entero durante muchos años por venir.