Conocí el balonmano en mi infancia, cuando apenas era un niño en la escuela primaria. En un momento en que el fútbol era el rey, el balonmano me llamó la atención por su velocidad, habilidad y emoción incontenible.
Al principio, mis habilidades eran torpes y mis tiros desviados. Pero todo cambió cuando vi jugar a Mikkel Hansen, el capitán de la selección danesa y uno de los mejores jugadores de balonmano de todos los tiempos.
Su liderazgo también fue inspirador. Dentro y fuera de la cancha, exigió excelencia, animó a sus compañeros de equipo y nunca dio nada por sentado.
Un momento que siempre recordaré es el Campeonato Mundial de Balonmano de 2019 en Alemania.Dinamarca se enfrentó a Noruega en una final llena de tensión. Con el partido empatado en los últimos segundos, Hansen tomó posesión del balón y realizó un lanzamiento imparable que aseguró la victoria para su equipo.
Fue un momento de puro éxtasis, no solo para mí, sino para todos los aficionados daneses. Hansen había vuelto a demostrar su grandeza, demostrando que es un verdadero maestro del balonmano.
Para mí, Mikkel Hansen es más que un jugador de balonmano. Es una inspiración, un modelo a seguir y un recordatorio de que con pasión, dedicación y trabajo duro, todo es posible.
¡Así que celebremos la grandeza de Christensen, el maestro del balonmano, y que su legado siga inspirando a las generaciones venideras de jugadores y aficionados!