Colombia femenino: Un amor incondicional




Soy colombiano, y si hay algo que me llena de orgullo es nuestra selección femenina de fútbol. Un equipo que ha demostrado que la pasión y el talento no tienen género.

Recuerdo como si fuera ayer el día que vi por primera vez un partido de la Selección Colombia femenina. Era un amistoso contra Estados Unidos, y aunque perdimos, me quedé maravillado con el juego de aquellas chicas. Su garra, su técnica y su entrega me cautivaron para siempre.

Desde entonces, he seguido de cerca la trayectoria de la selección. He celebrado sus victorias, he llorado sus derrotas y he compartido con ellas cada momento de alegría y tristeza. Y es que esta selección ya no es solo un equipo de fútbol para mí, es parte de mi identidad como colombiano.

Las chicas de la selección femenina son un ejemplo de superación y resiliencia. Han tenido que luchar contra los prejuicios, la desigualdad y la falta de apoyo. Pero ellas nunca se han dado por vencidas. Han demostrado que pueden competir con las mejores selecciones del mundo, y que tienen el talento y la determinación para llegar lejos.

Cada una de las jugadoras de la selección tiene su propia historia. Está Catalina Usme, la capitana y referente del equipo. Está Leicy Santos, una volante creativa que maravilla con sus regates y sus goles. Está Linda Caicedo, una promesa del fútbol mundial que a sus 17 años ya es una de las mejores jugadoras del mundo.

Pero más allá de sus individualidades, lo que hace única a esta selección es el espíritu de equipo. Son un grupo de chicas unidas, que se apoyan mutuamente y que luchan por un sueño común. Ese sueño es clasificar a un Mundial, y yo confío en que lo conseguirán. Porque ellas son Colombia femenina, y son imparables.

Así que hoy, quiero rendir un homenaje a estas guerreras que nos han hecho vibrar de emoción y nos han demostrado que el fútbol femenino es igual o más apasionante que el masculino. ¡Vamos, Colombia femenina! ¡Vamos por ese sueño!