Costeño comediante




El humor costeño es como un buen sancocho, lleno de ingredientes que hacen reír hasta las lágrimas. Desde el acento cantadito hasta las ocurrencias más descabelladas, los comediantes costeños tienen el don de convertir lo cotidiano en una carcajada.

Recuerdo un chiste que me contó un amigo: "Un costeño va al médico y le dice: 'Doctor, tengo un problema, no puedo dormir por las noches'. El médico le pregunta: '¿Y qué haces antes de dormir?'. 'Bueno, primero me pongo un pijama de tres piezas: camiseta, pantalón y gorro'. El médico le dice: 'Quítate el gorro y duerme tranquilo'. Y el costeño le responde: '¡No puedo, doctor! ¡Si me quito el gorro, se me salen las ideas!'".

El humor costeño se caracteriza por su espontaneidad y su capacidad de reírse de sí mismo. No hay tema tabú para ellos, desde la política hasta el amor, todo es susceptible de convertirse en una broma. Y lo mejor de todo es que lo hacen con una gracia y un cariño que es imposible no contagiarse.

Los comediantes costeños tienen una habilidad innata para conectar con su público. Saben cómo leer su lenguaje corporal, entender sus referentes y hacerlos reír hasta que les duela la barriga. Es como si tuvieran un radar para detectar el humor en cualquier situación.

Uno de los grandes maestros del humor costeño es el inolvidable Joe Arroyo. Sus canciones estaban llenas de ocurrencias y chistes que hacían reír hasta al más serio. Recuerdo una canción en la que decía: "El que diga que no quiere a Barranquilla, es porque no ha nacido allí". Y tenía razón, porque Barranquilla es una ciudad que enamora con su gente, su cultura y su humor único.

El humor costeño es un patrimonio cultural que debemos preservar. Es una forma de ver la vida con alegría y optimismo, incluso en los momentos más difíciles. Así que, la próxima vez que te sientas un poco triste o estresado, busca un comediante costeño y déjate llevar por su risa contagiosa. Te garantizo que te sentirás mejor.

Y para terminar, te dejo con un chiste que me contó un taxista costeño: "Un costeño llega a un restaurante y le dice al camarero: 'Quiero un plato de comida bien grande, pero que sea chiquito'. El camarero le pregunta: '¿Cómo así?'. Y el costeño le responde: 'Pues bien sencillo, tráeme un plato de sopa en un vaso'".