Día de la Felicidad




¿Es la felicidad una meta alcanzable o una zanahoria que perseguimos eternamente?

Como humana, he experimentado tanto los altibajos de la vida como los momentos que hacen que mi corazón se desborde de alegría. Estas experiencias me han enseñado que la felicidad no es un estado permanente, sino un viaje con innumerables baches y gloriosos miradores.

Uno de los momentos más felices de mi vida fue cuando adopté a mi primer gato. Su suave ronroneo y sus travesuras interminables me trajeron una alegría que nunca había sentido antes.

Sin embargo, también he tenido mi parte de días grises. Recuerdo un momento en particular en el que perdí un ser querido. El dolor fue tan abrumador que sentí que la felicidad se me había escapado para siempre.


El ciclo de la felicidad

Con el tiempo, aprendí que la felicidad es cíclica. No podemos permanecer en la cima de la montaña todo el tiempo, pero tampoco debemos quedarnos atrapados en el valle de la desesperación.

Cuando me siento decaída, trato de concentrarme en las cosas buenas de mi vida. Me rodeé de seres queridos, me dedico a actividades que me hacen sonreír y practico la gratitud.

También creo que es importante aceptar que habrá momentos difíciles. La vida no es un camino de rosas y no podemos esperar ser felices todo el tiempo. Pero incluso en medio de las tormentas, siempre hay destellos de luz.


La felicidad como elección

Una de las cosas más importantes que he aprendido sobre la felicidad es que, hasta cierto punto, es una elección. Podemos elegir centrarnos en lo negativo o podemos elegir ver lo positivo.

No siempre es fácil, pero al hacer un esfuerzo consciente para apreciar las cosas buenas de la vida, podemos aumentar nuestros niveles de felicidad.


Un viaje continuo

El Día de la Felicidad es un recordatorio de que la felicidad es algo por lo que debemos esforzarnos cada día. No es un destino, sino un viaje continuo lleno de altibajos.

Acepta el flujo y reflujo de la vida. Abraza los momentos de alegría y aprende de los tiempos difíciles. Y nunca dejes de buscar la felicidad, incluso cuando parezca esquiva.

Porque, como dijo el Dalai Lama: "La felicidad no es algo que esté listo. Es algo que haces".