En el panteón de los héroes mexicanos, el nombre de José María Morelos brilla con luz propia. Este cura insurgente lideró la lucha por la independencia de México con valentía, visión y un profundo amor por su patria.
Morelos nació en 1765 en Valladolid, Michoacán. Su origen mestizo le marcó desde joven, pues supo de las injusticias que sufría la población indígena y criolla. En 1798, fue ordenado sacerdote, pero su vocación no se limitó al púlpito.
Cuando estalló la guerra de independencia en 1810, Morelos se unió a Miguel Hidalgo y se convirtió en uno de sus principales lugartenientes. Su inteligencia militar y su carisma pronto lo hicieron destacar.
Morelos fue un estratega brillante que ideó audaces operaciones militares. Conquistó ciudades clave, formó un ejército y escribió un documento fundamental: Sentimientos de la Nación, donde esbozó su visión de un México independiente y justo.
A diferencia de otros líderes insurgentes, Morelos no buscaba venganza ni privilegios. Su objetivo era crear una sociedad libre e igualitaria, donde todos tuvieran las mismas oportunidades.
La lucha de Morelos tuvo un alto costo personal. En 1815, fue traicionado y capturado por las fuerzas realistas. Fue ejecutado en Ecatepec, Estado de México, el 22 de diciembre de ese mismo año.
La muerte de Morelos conmocionó al país y galvanizó la lucha por la independencia. Su legado sigue inspirando a los mexicanos hasta el día de hoy.
A pesar de su papel fundamental en la independencia, Morelos es a menudo olvidado en los libros de historia. Su figura ha sido eclipsada por la de otros héroes como Miguel Hidalgo y Agustín de Iturbide.
Es hora de darle a José María Morelos el reconocimiento que merece. Su valentía, su visión y su sacrificio allanaron el camino para la libertad de México. Es un héroe que nunca debemos olvidar.
¡Viva Morelos, el héroe olvidado de México!