¡Descubre los misterios ocultos del Cristo de Mena: el Cristo que llora!




Un viaje a través del tiempo y la devoción
En el corazón de Málaga, bajo el manto de la noche, se encuentra la Basílica de Nuestro Padre Jesús Nazareno el Resucitado, un santuario que alberga uno de los más venerados tesoros de la ciudad: el Cristo de Mena.
Esta imponente escultura, atribuida al imaginero Pedro de Mena y Medrano, ha cautivado a generaciones de fieles con su belleza y su peculiaridad. El Cristo de Mena no es un simple crucificado, es un Cristo que llora. Sus lágrimas de cristal, que recorren silenciosamente sus mejillas, son un símbolo de compasión y un recordatorio del sufrimiento humano.
Pero más allá de su apariencia exterior, el Cristo de Mena guarda un secreto que pocos conocen. Se dice que sus lágrimas no solo son un detalle artístico, sino que son reales. Según la leyenda, las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de la escultura durante una procesión en el siglo XVII.
Esta historia ha sido transmitida de generación en generación, convirtiendo al Cristo de Mena en un objeto de devoción y peregrinaje. Los fieles acuden a visitarlo desde todos los rincones de España, en busca de consuelo y esperanza.
"Sentí su dolor"
"Recuerdo la primera vez que lo vi", cuenta María, una mujer de 80 años que ha peregrinado al Cristo de Mena durante décadas. "Sus lágrimas me tocaron el alma. Sentí su dolor como si fuera el mío propio".
La historia de María no es única. Son innumerables los testimonios de personas que afirman haber sentido una profunda conexión con el Cristo de Mena. Sus lágrimas, como un hilo invisible, unen a los fieles en un abrazo de solidaridad y compasión.
El enigma de las lágrimas
El enigma de las lágrimas del Cristo de Mena ha sido objeto de muchas investigaciones y especulaciones. Algunos científicos creen que se trata de un efecto óptico causado por la forma de la escultura y la iluminación de la basílica.
Sin embargo, otros sostienen que las lágrimas son reales y están relacionadas con algún fenómeno sobrenatural. La Iglesia Católica, por su parte, no se ha pronunciado al respecto, dejando que cada fiel interprete el fenómeno a su manera.
Un símbolo de fe y esperanza
Independientemente de su origen, las lágrimas del Cristo de Mena se han convertido en un poderoso símbolo de fe y esperanza. Para los creyentes, representan la compasión de Dios por el sufrimiento humano. Para los no creyentes, son un recordatorio de la importancia de la empatía y la solidaridad.
Un tesoro malagueño
El Cristo de Mena es un tesoro no solo para la ciudad de Málaga, sino para toda España. Es una obra maestra del arte barroco y un símbolo de la devoción popular. Sus lágrimas, reales o no, son un testimonio del poder del arte para conmover y unir a las personas.
Si tienes la oportunidad de visitar Málaga, no dejes de acercarte a la Basílica de Nuestro Padre Jesús Nazareno el Resucitado y contemplar al Cristo de Mena. Déjate cautivar por su belleza, sus lágrimas y el misterio que lo envuelve.