El Lago de Texcoco, un vasto cuerpo de agua que una vez cubrió el corazón del Valle de México, es un tesoro histórico y ecológico.
Un pasado glorioso
Este lago fue un elemento vital de la civilización azteca. Tenochtitlan, su capital, se construyó sobre una isla en su centro, lo que la convirtió en una ciudad impenetrable.
El lago también proporcionó sustento a los aztecas, suministrando peces, aves y plantas. Su orilla estaba salpicada de jardines flotantes llamados chinampas, que producían abundante comida.
Drenaje y legado
En el siglo XVII, los españoles drenaron el Lago de Texcoco para evitar las inundaciones. Pero este acto tuvo consecuencias no deseadas.
El suelo del antiguo lecho del lago se secó y se convirtió en polvo, creando tormentas de polvo que aún azotan la Ciudad de México en la actualidad.
Renacimiento ecológico
En los últimos años, ha habido un creciente movimiento para revitalizar el Lago de Texcoco. En 2019, el gobierno mexicano anunció planes para crear un "Parque Ecológico del Lago de Texcoco".
El parque incluirá un gran lago artificial, humedales y vegetación nativa. Se espera que proporcione un hábitat para la vida silvestre, mejore la calidad del aire y sea un destino recreativo para los locales y turistas.
Secretos enterrados
El Lago de Texcoco es un recordatorio de la extraordinaria historia y la frágil ecología del Valle de México. A medida que continuamos explorando sus secretos y trabajando para restaurarlo, aseguramos su legado para las generaciones venideras.