En un giro inesperado de los acontecimientos, Dolores Delgado, la fiscal general del Estado español, se ha convertido en el centro de un intenso escrutinio debido a una serie de decisiones controvertidas que ha tomado recientemente.
Delgado, quien fue nombrada fiscal general en 2018, ha sido acusada por sus críticos de politizar su cargo y de tomar decisiones basadas en motivaciones partidistas en lugar de en la ley.
Una de las decisiones más controvertidas de Delgado fue su decisión de archivar las investigaciones sobre la financiación ilegal del Partido Popular, el principal partido de la oposición en España. Los críticos alegan que Delgado tomó esta decisión para proteger a sus aliados políticos y evitar una mayor investigación sobre el escándalo de corrupción.
Delgado también fue criticada por su decisión de abrir una investigación sobre el exjefe del gobierno catalán, Carles Puigdemont, por acusaciones de rebelión. Los críticos sostienen que esta decisión fue un acto de venganza política y un intento de silenciar a los líderes independentistas catalanes.
Las decisiones de Delgado han generado numerosas críticas por parte de los medios de comunicación, los grupos de la sociedad civil y los partidos de la oposición. Estos grupos han acusado a Delgado de falta de imparcialidad y de utilizar su cargo para promover sus propios intereses políticos.
En particular, Delgado ha sido acusada de estar demasiado cerca del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el partido que gobierna actualmente en España. Los críticos señalan que Delgado era miembro del PSOE antes de ser nombrada fiscal general y que tiene estrechos vínculos con el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
El futuro de Delgado como fiscal general es incierto. Se enfrenta a llamados a su dimisión por parte de los partidos de la oposición y algunos miembros de su propio partido. También se enfrenta a una investigación en el Congreso de los Diputados sobre sus decisiones.
El resultado de estas investigaciones podría determinar el futuro de Delgado como fiscal general. Si se descubre que ha actuado de forma incorrecta o parcial, es posible que se vea obligada a dimitir.
Sólo el tiempo dirá qué le depara el futuro a Dolores Delgado. Pero una cosa está clara: las recientes controversias han dañado su reputación y han planteado serias dudas sobre su capacidad para desempeñar el cargo de fiscal general de forma imparcial y justa.