Edmundo




Edmundo es mi tatarabuelo. Nació en 1880 en un pequeño pueblo de la provincia de León. Era el quinto de seis hermanos. Su padre era agricultor y su madre costurera. Edmundo aprendió a leer y escribir en la escuela del pueblo y luego se puso a trabajar en el campo con su padre. Pero Edmundo tenía otros sueños. Quería ser maestro.

A los 18 años, Edmundo se trasladó a la ciudad de León para estudiar Magisterio. Trabajó como camarero y repartidor de periódicos para poder pagarse los estudios. En 1904, se graduó como maestro y obtuvo su primer destino en un pueblo de la provincia de Zamora.

Edmundo fue un maestro entregado a sus alumnos. No solo les enseñaba las materias básicas, sino que también les inculcaba valores como el respeto, la tolerancia y la solidaridad. Era un hombre muy querido por sus alumnos y por toda la comunidad.

En 1912, Edmundo se casó con una joven llamada María. Tuvieron cinco hijos: tres niñas y dos niños. Edmundo siguió ejerciendo como maestro hasta su jubilación en 1945.

Después de jubilarse, Edmundo y María se trasladaron a vivir a León. Edmundo pasó sus últimos años rodeado de su familia y amigos. Murió en 1965 a los 85 años.

Edmundo fue un hombre sencillo y humilde. Pero dejó una huella imborrable en la vida de sus alumnos y de todos los que le conocieron. Fue un ejemplo de entrega, sacrificio y amor por los demás.

Hoy, más de 100 años después de su nacimiento, Edmundo sigue siendo un ejemplo a seguir para todos nosotros. Su historia nos enseña que con esfuerzo y dedicación podemos alcanzar nuestros sueños. Y que lo más importante en la vida es dejar un legado de amor y bondad.