Hola a todos, soy María, y tengo una historia que contarles muy muy loca que me sucedió hace poco.
Era Navidad y estaba en casa de mis padres, pasando las fiestas con mi familia. Como siempre, el día de Navidad nos levantamos temprano para abrir los regalos y disfrutar del desayuno juntos.
Ese año, mi hermano pequeño, Juan, recibió un regalo muy especial: un bebé reno de peluche. Era un reno pequeño y marrón, con ojos grandes y brillantes y una nariz roja brillante.
Juan estaba encantado con su nuevo peluche y lo llevó consigo todo el día. Incluso lo llevó a la mesa del comedor mientras desayunábamos.
Todo iba bien hasta que el bebé reno empezó a comportarse de forma extraña. Empezó a moverse por sí solo, como si tuviera vida propia. Se subía a la mesa, saltaba al suelo y corría por la habitación.
Al principio, nos reímos, pensando que era gracioso. Pero entonces el bebé reno empezó a hacer cosas más extrañas. Empezó a ladrar como un perro, a maullar como un gato y a hacer todo tipo de ruidos extraños.
Nos empezamos a asustar un poco. ¿Qué estaba pasando? ¿El bebé reno estaba poseído por algún tipo de espíritu?
Intentamos quitarle el bebé reno a Juan, pero él se negaba a soltarlo. Estaba convencido de que el peluche era real y que quería quedarse con él.
Al final, decidimos llamar a un sacerdote. El sacerdote vino a nuestra casa y bendijo al bebé reno. Después de eso, el peluche dejó de moverse y hacer ruidos extraños.
Nunca supimos qué pasó realmente con el bebé reno acosador, pero nunca olvidaremos ese día. Fue una experiencia muy extraña y divertida que nos dejó a todos un poco desconcertados.
¿Y tú, has tenido alguna vez una experiencia extraña con un juguete? ¡Cuéntanosla en los comentarios!