El Real Betis Balompié es el equipo de mi vida. Desde que era pequeño, he seguido sus andanzas con pasión, desde las victorias hasta las derrotas, desde los momentos de gloria hasta los de sufrimiento.
El Betis es más que un club de fútbol. Es una familia, una parte de mi identidad. Es el equipo que me ha hecho llorar de alegría y de pena, el que me ha hecho sentir orgulloso y el que me ha hecho sufrir.
Tengo muchos recuerdos del Betis. Recuerdo la primera vez que fui al estadio, con mi padre. Recuerdo la primera vez que ganamos un título, la Copa del Rey en 2005. Recuerdo la primera vez que descendimos a Segunda División, en 2009. Y recuerdo la primera vez que volvimos a ascender, en 2011.
El Betis es un equipo especial. Es un equipo que nunca se rinde, que siempre lucha hasta el final. Es un equipo que tiene una afición fiel, que siempre está ahí, animando al equipo en las buenas y en las malas.
Soy bético de corazón. El Betis es mi equipo, mi pasión, mi vida.
La afición del Betis es una de las más fieles y apasionadas del fútbol español. Siempre está ahí, animando al equipo en las buenas y en las malas. El Benito Villamarín, el estadio del Betis, es un hervidero de pasión y emoción en cada partido.
El Betis es más que un club de fútbol. Es una familia, una parte de la ciudad de Sevilla y una de las grandes pasiones de los sevillanos.