Juana Rivas, una madre de Granada, fue condenada en 2017 a cinco años de prisión por sustracción de menores tras llevarse a sus dos hijos a Italia sin el consentimiento de su entonces pareja, Francesco Arcuri. Rivas alegó que había huido para proteger a los niños de su exmarido, a quien acusaba de violencia machista.
El caso ha dado lugar a una batalla judicial prolongada entre España e Italia, cada uno de los cuales reclamaba la jurisdicción sobre el caso. España finalmente obtuvo la extradición de Rivas, pero le concedió el indulto en 2020 debido a su situación como víctima de violencia machista.
Sin embargo, el enredo legal no ha terminado. Los hijos de Rivas se encuentran actualmente en Italia con su padre, y los tribunales italianos se niegan a devolverlos a España. Rivas ha seguido luchando por la custodia de sus hijos, argumentando que necesitan estar con su madre y lejos de cualquier peligro potencial.
El "Caso Juana Rivas" ha suscitado fuertes reacciones del público, con opiniones encontradas sobre la culpabilidad o inocencia de Rivas. Algunas personas creen que estaba justificada en sacar a sus hijos de una situación peligrosa, mientras que otras la condenan por violar la ley.
El caso también ha puesto de relieve las deficiencias en el sistema judicial español en cuanto a la protección de las víctimas de violencia machista. Los retrasos y las complejidades legales han hecho que sea difícil para Rivas obtener justicia.
En medio de esta vorágine jurídica, los hijos de Rivas siguen siendo las principales víctimas. Han sido separados de su madre y se encuentran en un limbo legal, sin saber cuál será su futuro.
El "Caso Juana Rivas" es un recordatorio desgarrador de las complejas intersecciones entre la violencia machista, la justicia y el bienestar de los niños. A medida que el caso continúa desarrollándose, es esencial que se priorice el mejor interés de los niños y se garantice que las víctimas de violencia machista tengan acceso a la protección y la justicia que merecen.