El Cheyo Antrax: El ascenso y la caída de un narco junior




Era la crónica de una muerte anunciada.
El Cheyo Antrax, un joven de apenas 23 años, se había convertido en uno de los narcotraficantes más temidos y respetados del norte de México. Había ascendido rápidamente en las filas del temible Cártel de Sinaloa, gracias a su inteligencia, su brutalidad y su capacidad para generar relaciones.
Sin embargo, el mundo del narco es un juego peligroso, y la caída de El Cheyo Antrax fue tan inevitable como su ascenso. Los constantes enfrentamientos con cárteles rivales, las traiciones y el asedio de las autoridades acabaron por pasarle factura.
El Cheyo Antrax comenzó su carrera criminal desde muy joven. Como muchos otros jóvenes del norte de México, se vio atrapado en la espiral de pobreza y violencia que azota la región. Se unió al Cártel de Sinaloa como sicario, y rápidamente demostró su valía.
Su ascenso fue meteórico. Se convirtió en el lugarteniente de confianza de Ismael "El Mayo" Zambada, uno de los capos más poderosos de la organización. A los 23 años, ya era el jefe de plaza de La Paz, Baja California Sur.
El Cheyo Antrax era conocido por su inteligencia y su astucia. Era un estratega nato, capaz de planificar y ejecutar operaciones complejas con aparente facilidad. También era un negociador hábil, capaz de establecer alianzas y evitar enfrentamientos innecesarios.
Sin embargo, el ascenso fulgurante de El Cheyo Antrax también despertó envidias y recelos. Muchos en el Cártel de Sinaloa veían a este joven ambicioso como una amenaza potencial.
Las tensiones alcanzaron un punto álgido en 2011, cuando El Cheyo Antrax fue acusado de traición por el propio Ismael "El Mayo" Zambada. Fue detenido y sometido a un juicio amañado, en el que fue declarado culpable y sentenciado a 20 años de prisión.
Pero incluso entre rejas, El Cheyo Antrax siguió siendo una figura poderosa. Organizó una fuga masiva de la penitenciaría de Puente Grande, Jalisco, y volvió a tomar el control de sus operaciones en La Paz.
La huida de El Cheyo Antrax fue un duro golpe para las autoridades mexicanas. El gobierno ofreció una recompensa de 5 millones de dólares por su captura, pero nunca fue detenido.
El 19 de mayo de 2017, El Cheyo Antrax fue asesinado en un enfrentamiento con las fuerzas armadas mexicanas. Tenía solo 29 años.
La muerte de El Cheyo Antrax marcó el fin de una era en el narcotráfico mexicano. Su rápido ascenso y su trágica caída sirven como recordatorio de la violencia y la corrupción que han plagado al país durante décadas.