Fue en un concierto en el Palau de la Música Catalana. Yo estaba en tercera fila, sentada al lado de mi amiga Laura. Era la primera vez que iba a ver a Suu en directo, y estaba muy emocionada.
Cuando Suu salió al escenario, todo el público se puso en pie y la ovacionó. Era una mujer menuda, con el pelo corto y unos ojos azules muy brillantes. Tenía una guitarra en la mano y una sonrisa en la cara.
Suu empezó a cantar, y su voz llenó todo el Palau. Era una voz dulce y potente, que llegaba al corazón. Cantó sus canciones más conocidas, como "Barcelona" y "Tant de bo", y el público se entregó por completo.
Entre canción y canción, Suu hablaba con el público. Era cercana, divertida y simpática. Contaba anécdotas de su vida y de sus canciones, y hacía que todo el mundo se sintiera como en casa.
El concierto se pasó volando. Cuando Suu terminó de cantar, el público la ovacionó durante varios minutos. Yo estaba emocionada y conmovida. Suu era una artista única, que había conseguido transmitirme su pasión por la música.
Después del concierto, Laura y yo fuimos al camerino de Suu para saludarla. Estaba rodeada de gente, pero se acercó a nosotras con una sonrisa y nos dio las gracias por ir. Le dije que me había encantado el concierto y que era una fan suya desde hacía mucho tiempo.
Suu me dio las gracias y me dijo que le alegraba saberlo. Nos hicimos una foto juntas y luego nos despedimos. Salí del Palau de la Música Catalana flotando. Había conocido a mi ídola y había sido aún mejor de lo que había imaginado.
Desde ese día, Suu se ha convertido en una de mis artistas favoritas. Su música me inspira y me hace sentir bien. Es una mujer auténtica y cercana, que transmite su pasión por la música a todo el mundo que la escucha.
Gracias, Suu, por tu música y por tu arte. Sigue brillando.