El vuelo




Amanece y el brillo del sol atraviesa las rendijas de mis cortinas. Un rayo de luz se posa sobre mi rostro, despertándome de un profundo sueño. Me levanto lentamente y camino hacia la ventana. El cielo está despejado y las nubes están formando caprichosas figuras.
El aire está fresco y lleno de vida. Puedo oír el canto de los pájaros y el sonido del viento susurrando entre las hojas de los árboles. Me siento en el alféizar de la ventana y cierro los ojos, respirando profundamente.
En ese momento, una extraña sensación me recorre el cuerpo. Es como si una fuerza invisible me estuviera levantando del suelo. Abro los ojos con asombro y veo que mis pies ya no tocan el suelo. Estoy flotando en el aire.
Inicialmente, tengo miedo, pero pronto la sensación de miedo desaparece. Me siento ligero y libre, como si pudiera volar a donde quisiera. Extiendo mis brazos y comienzo a moverme por la habitación.
Es una experiencia increíble. Puedo ver todo desde una perspectiva diferente. El mundo es hermoso desde aquí arriba. Veo la ciudad, los edificios, los parques y las calles llenas de gente.
Me siento como un pájaro, libre y sin ataduras. Vuelo por la ventana y salgo al exterior. El viento me acaricia el rostro y me siento totalmente vivo. Vuelo sobre los tejados, las torres y los árboles.
El sol brilla intensamente sobre mí y me siento en paz. Este es el momento más feliz de mi vida. Estoy volando y soy libre.
Pero todo lo bueno tiene que acabar. Después de un rato, la fuerza invisible que me mantenía en el aire desaparece. Caigo lentamente hacia el suelo y aterrizo suavemente sobre mis pies.
La sensación de volar se ha ido, pero el recuerdo permanecerá conmigo para siempre. Fue una experiencia única e inolvidable. Me demostró que todo es posible si crees en ti mismo.
Así que ahora, cuando me siento triste o desanimado, cierro los ojos y recuerdo la sensación de volar. Me recuerda que soy fuerte y que puedo superar cualquier cosa. También me recuerda que la felicidad siempre está ahí, esperando a ser encontrada.