Emiliano Zapata, hijo de campesinos, vivió en carne propia la injusticia y la opresión que sufría el pueblo mexicano a principios del siglo XX. Fue testigo de cómo las grandes haciendas acaparaban las tierras, dejando a los campesinos sin medios de subsistencia. Esta situación lo llevó a abrazar la causa revolucionaria y a luchar por los derechos de los campesinos y los trabajadores.
Al frente del Ejército Libertador del Sur, Zapata libró numerosas batallas contra las fuerzas gubernamentales. Su ejército estaba conformado principalmente por campesinos que luchaban por recuperar sus tierras. La táctica de guerrilla que empleó Zapata fue muy efectiva, ya que conocía muy bien el terreno y contaba con el apoyo de la población local.
En 1911, Zapata promulgó el Plan de Ayala, un documento que establecía los principios de su movimiento revolucionario. El Plan de Ayala proclamaba la restitución de las tierras a los campesinos, la disolución de los monopolios y la distribución equitativa de la riqueza. Este plan se convirtió en un documento fundamental para la lucha revolucionaria.
Emiliano Zapata es recordado como uno de los líderes más importantes de la revolución mexicana. Su lucha por la justicia social y la dignidad de los campesinos sigue inspirando a quienes creen en un mundo más equitativo.