Federico Santa María Carrera fue un empresario y filántropo chileno que nació en Valparaíso en 1845.
Hijo de una familia adinerada, Santa María recibió una educación de calidad y desde temprana edad mostró un gran interés por la ciencia y la tecnología.
A los 22 años, se embarcó en una aventura empresarial que lo llevó a fundar la Compañía de Gas de Valparaíso, una de las primeras empresas de su tipo en Chile.
El éxito de esta empresa permitió a Santa María acumular una gran fortuna, la cual decidió utilizar para apoyar la educación y la investigación científica.
En 1925, un año antes de su fallecimiento, Santa María creó la Fundación Federico Santa María, una organización sin fines de lucro dedicada a promover el conocimiento y la innovación.
Gracias a la visión y generosidad de Federico Santa María, estas instituciones han hecho contribuciones significativas al desarrollo de Chile y la región.
La UTFSM es una de las principales universidades de ingeniería y ciencias de Chile, reconocida por su excelencia académica y su compromiso con la investigación.
El Museo de Ciencia y Tecnología es un espacio único que ofrece a los visitantes una experiencia interactiva sobre el mundo de la ciencia y la tecnología.
El Centro de Nanotecnología es un centro de investigación de vanguardia que se dedica a desarrollar nuevas tecnologías y aplicaciones en el campo de la nanotecnología.
El legado de Federico Santa María como filántropo continúa inspirando a las generaciones futuras y su nombre es sinónimo de educación, ciencia y progreso en Chile.
Anecdótica:
Cuentan que Federico Santa María era un hombre muy excéntrico y con un gran sentido del humor.
En una ocasión, un grupo de estudiantes le pidió una donación para su universidad.
- "¿Para qué quieren una donación?", preguntó.
- "Para construir un nuevo edificio", respondieron los estudiantes.
- "¿Y por qué no lo construyen ustedes mismos?", dijo Santa María.
Los estudiantes quedaron desconcertados, pero Santa María insistió:
- "Si son verdaderos estudiantes de ingeniería, deberían ser capaces de construir un edificio sin mi ayuda".
Los estudiantes aceptaron el desafío y, efectivamente, construyeron un nuevo edificio con sus propias manos.
Federico Santa María quedó tan impresionado que no solo les dio la donación, sino que también se convirtió en un gran benefactor de su universidad.