Como hincha acérrimo del Fluminense, mi corazón late con fuerza cada vez que mi amado equipo se enfrenta a un rival europeo. Es un David contra Goliat, una batalla épica donde nuestros jugadores se ven obligados a superar las adversidades.
Recuerdo vívidamente la noche en que el Fluminense se enfrentó al poderoso Real Madrid. El Maracaná estaba abarrotado, el ambiente era eléctrico. Nuestros jugadores, con sus camisetas tricolores, corrieron al campo con determinación en sus ojos.
El partido fue un torbellino de emociones. El Madrid dominó con su juego de pases impecable y su ataque estelar. Sin embargo, el Fluminense nunca se rindió. Nuestros defensores lucharon con cada fibra de su ser, y nuestros delanteros crearon algunas ocasiones peligrosas.
En un momento conmovedor, el joven volante del Fluminense, André, recibió un pase en profundidad y corrió hacia el área. Ante un defensa imponente, André remató con fuerza, pero el balón se desvió fuera del larguero por centímetros.
El público gimió de decepción, pero el espíritu del Fluminense siguió ardiendo. Sabíamos que estábamos ante una montaña, pero estábamos decididos a escalarla.
El Madrid finalmente ganó, pero lo que quedó grabado en mi memoria fue la valentía y determinación de nuestros jugadores. Habían demostrado que incluso los equipos más pequeños podían soñar en grande.
Desde entonces, el Fluminense se ha enfrentado a otros gigantes europeos:
En cada encuentro, nuestros jugadores han demostrado su valía. Han demostrado un corazón inquebrantable, una técnica refinada y un espíritu de lucha indomable.
Incluso cuando el resultado no ha sido favorable, el Fluminense ha dejado su huella en el escenario mundial. Hemos demostrado que el fútbol brasileño sigue vivo, que la pasión y el talento fluyen por nuestras venas.
Para nosotros, los hinchas del Fluminense, estos partidos no son solo juegos. Son batallas en las que nuestros jugadores representan no solo a nuestro club, sino a todo Brasil. Son momentos de orgullo, momentos que recordaremos para siempre.
Alors, ¡adelante, Fluminense! Sigue enfrentándote a los gigantes, sigue demostrando tu valía. Puede que no siempre ganes, pero siempre nos dejarás sin aliento, siempre nos harás creer.