A los 17 años, Paquirri debutó en público, demostrando un valor y una técnica fuera de lo común. Su carrera como novillero fue meteórica, y en 1966 tomó la alternativa en la Monumental de Barcelona, convirtiéndose en matador de toros. A partir de entonces, su trayectoria estuvo marcada por el triunfo y el reconocimiento, cosechando numerosos éxitos en las principales plazas de toros de España y del mundo.
Paquirri era un torero de corte clásico, con una elegancia y un dominio técnico que cautivaban al público. Su toreo era armónico, lleno de temple y pureza, destacando especialmente en las suertes de capa y en la faena de muleta. Su valor era proverbial, y nunca dudaba en exponer su vida en el ruedo para lograr el triunfo.
En 1982, conoció a la cantante Isabel Pantoja, con quien contrajo matrimonio al año siguiente. Su boda fue un acontecimiento mediático de gran repercusión, y el nacimiento de su hijo, Francisco Rivera Ordóñez, conocido como "Kiko Rivera", en 1984, llenó de felicidad su vida personal.
Sin embargo, el destino tenía reservado un cruel final para Paquirri. El 26 de septiembre de 1984, mientras participaba en una corrida de toros en la localidad cordobesa de Pozoblanco, fue fatalmente corneado por el toro "Avispado". La cogida fue mortal, y el torero falleció a los 36 años de edad. Su muerte conmocionó al mundo de la tauromaquia y a la sociedad española en general, dejando un profundo vacío en el corazón de sus seguidores.
El legado de Francisco Rivera "Paquirri" sigue vivo hoy en día. Su figura es recordada como la de un torero excepcional, un hombre valiente y un mito de la tauromaquia. Su recuerdo perdura en la memoria de los aficionados y en la historia del toreo, como uno de los más grandes toreros de todos los tiempos.