¿Quién no ha sentido alguna vez el peso abrumador de la palabra "guerra"? Es una palabra que evoca imágenes de destrucción, dolor y pérdida. Una palabra que puede hacer que el corazón se hunda y el estómago se revuelca.
He visto la guerra de cerca. He visto los efectos devastadores que puede tener en las personas, las familias y las comunidades. He visto a niños inocentes arrebatados de sus hogares y vidas.
Nunca olvidaré la historia de una joven que conocí en un campo de refugiados. Me contó cómo había visto a su familia ser asesinada ante sus propios ojos. Había escapado por los pelos, pero estaba atormentada por los recuerdos de lo que había presenciado.
También he visto el increíble valor y la resiliencia del espíritu humano. He visto a personas que lo han perdido todo reconstruir sus vidas y comenzar de nuevo. He visto a comunidades que han sido destrozadas por la guerra unirse para apoyarse mutuamente.
La guerra es una tragedia. Pero también es un recordatorio de la capacidad humana de sobrevivir y prosperar, incluso en las circunstancias más difíciles.
¿Qué podemos hacer para detener la guerra?
La guerra es un problema complejo que no tiene soluciones fáciles. Pero si trabajamos juntos, podemos crear un mundo en el que la guerra sea cosa del pasado.
"La guerra no determina quién tiene razón, sino quién queda". - Bertrand Russell
"La guerra no es más que el asesinato organizado y glorificado, el peor de los crímenes". - Albert Einstein