En el corazón de la tierra zapoteca, donde el sol arde y el espíritu de lucha es inquebrantable, surgió un equipo de béisbol que se convertiría en leyenda: los "Guerreros de Oaxaca".
El Ave Fénix de la LMBComo el ave Fénix que renace de sus cenizas, los Guerreros de Oaxaca se levantaron de las ruinas del extinto equipo Diablos Rojos del DF. En 1996, un grupo de empresarios oaxaqueños, con el corazón lleno de pasión por el béisbol, decidió revivir el espíritu de un equipo que había marcado una época.
En el corazón de la capital oaxaqueña, se alzaba imponente el Estadio Lic. Eduardo Vasconcelos, un coloso de concreto que se convertiría en el nuevo hogar de los Guerreros.
Con una plantilla conformada por jóvenes promesas y veteranos experimentados, los Guerreros de Oaxaca se lanzaron al diamante con un solo objetivo: conquistar la gloria.
El espíritu guerreroLos Guerreros de Oaxaca no eran solo un equipo de béisbol, eran una representación del pueblo oaxaqueño. En cada partido, dejaban el corazón en el campo, luchaban hasta el último out y nunca se daban por vencidos.
"Somos Guerreros porque llevamos el espíritu de lucha en la sangre. Somos hijos de esta tierra, donde la fuerza y la resistencia son parte de nuestra esencia", declaraba el capitán del equipo, el aguerrido infielder oaxaqueño, Benjamín Gil.El camino de los Guerreros de Oaxaca estuvo marcado por momentos de gloria y decepciones. En 2007, alcanzaron la Serie del Rey, pero cayeron ante los Leones de Yucatán. Sin embargo, su espíritu indomable los llevó a repetir la hazaña en 2015, enfrentándose a los Acereros de Monclova.
En aquella noche mágica, el Estadio Vasconcelos se convirtió en un hervidero de emociones. Los Guerreros, con un corazón de león, se coronaron campeones de la Liga Mexicana de Béisbol, llenando de alegría y orgullo a toda una nación.Los Guerreros de Oaxaca son más que un equipo de béisbol, son un símbolo de lucha, pasión y tradición. Han inspirado a generaciones de oaxaqueños a perseguir sus sueños y a nunca rendirse ante la adversidad.
Hoy, en el Estadio Vasconcelos, los Guerreros siguen escribiendo su historia, llevando el nombre de Oaxaca en alto y demostrando que, con espíritu guerrero, todo es posible.
¡Vamos, Guerreros, por más victorias y más alegrías para nuestra tierra!