Betancourt nació en Bogotá, Colombia, en el seno de una familia adinerada. Desde joven, mostró un profundo compromiso social y político. Estudió ciencias políticas en la Universidad de París y trabajó como periodista y asesora política.
En 2002, Betancourt se postuló a la presidencia de Colombia por el partido Verde Oxígeno. Su campaña fue innovadora y rompedora, ya que se centró en la lucha contra la corrupción y la violencia que asolaban al país.
El 23 de febrero de 2002, mientras hacía campaña en la provincia de Caquetá, Betancourt fue secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Estuvo cautiva durante seis largos años, sometida a duras condiciones físicas y psicológicas.
Durante su cautiverio, Betancourt mantuvo su espíritu indomable. Se negó a rendirse ante sus captores y siguió abogando por la paz y la justicia. Su resistencia y resiliencia inspiraron a millones de personas en todo el mundo.
El 2 de julio de 2008, Betancourt fue liberada junto con otros 14 rehenes en una operación de rescate militar conocida como "Operación Jaque". Su liberación fue un momento de alegría y esperanza para Colombia y la comunidad internacional.
Después de su liberación, Betancourt continuó su trabajo como defensora de los derechos humanos y la paz. Fundó la Fundación Ingrid Betancourt para ayudar a víctimas de secuestros y promover la reconciliación en Colombia.
La historia de Ingrid Betancourt es un testimonio del poder de la esperanza y la determinación. A pesar de las terribles adversidades, nunca perdió la fe en sí misma ni en el futuro de su país.
Betancourt es una inspiración para todos nosotros. Nos enseña que incluso en los momentos más oscuros, podemos encontrar la fuerza para seguir adelante y luchar por lo que creemos.
Ingrid Betancourt, una guerrera que no se rindió, seguirá siendo una figura icónica en la historia de Colombia y del mundo. Su legado de paz y esperanza continuará inspirando a generaciones venideras.