Irina Karamanos: la primera dama que rompió moldes
Irina Karamanos, antropóloga, cientista política y feminista, saltó a la palestra pública al convertirse en la primera dama de Chile tras la victoria electoral de su pareja, Gabriel Boric. Lejos de limitarse a un papel protocolario, Karamanos ha sabido darle un nuevo significado a este cargo, convirtiéndolo en una plataforma para impulsar causas sociales y políticas que le apasionan.
Desde el primer momento, Karamanos dejó claro que no sería una primera dama tradicional. Renunció al sueldo que tradicionalmente reciben las esposas de los presidentes y decidió mantener su trabajo como profesora en la Universidad de Chile. También se negó a utilizar la residencia oficial de La Moneda, prefiriendo vivir en su propia casa en el céntrico barrio de Ñuñoa.
Estas decisiones fueron una declaración de intenciones. Karamanos quería demostrar que las mujeres que ocupan puestos de poder no tienen por qué renunciar a sus carreras o a su vida personal. También quería romper con la idea de que la primera dama es una figura decorativa, limitada a tareas menores.
Además, Karamanos ha utilizado su posición para visibilizar causas sociales como el feminismo, la diversidad y la inclusión. Ha participado activamente en campañas contra la violencia de género y ha trabajado para promover los derechos de las comunidades LGBTQ+.
Su compromiso con estas causas se ha traducido en acciones concretas. Karamanos ha creado la "Fundación Horizonte Ciudadano", una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo promover la igualdad de género y los derechos humanos. También ha impulsado la creación de la "Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres", un espacio de coordinación y colaboración entre diferentes organizaciones que trabajan en este ámbito.
La labor de Karamanos ha sido reconocida tanto a nivel nacional como internacional. En 2022, fue incluida en la lista de las 100 mujeres más influyentes del mundo por la revista "Time". También ha recibido el premio "Mujeres Inspiradoras" de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El camino recorrido por Irina Karamanos no ha estado exento de críticas. Algunos sectores conservadores la han acusado de utilizar su posición para promover su agenda personal. Sin embargo, Karamanos ha sabido mantenerse firme en sus convicciones, demostrando que es posible ejercer el poder desde una perspectiva feminista y progresista.
Su trayectoria es un ejemplo de cómo las mujeres que ocupan puestos de poder pueden utilizar su influencia para hacer del mundo un lugar más justo e igualitario. Irina Karamanos es un modelo a seguir para todas aquellas que creen en la importancia de la justicia social y en el poder del feminismo.