Joan Peñarroya, la historia de un líder nato




"No se puede ser un buen líder sin ser un jugador más. Nunca he pedido nada a mis chicos que yo no estuviera dispuesto a hacer. Soy el primero en llegar y el último en irme. Me involucro en todo lo que puedo. Intento estar cerca de ellos tanto dentro como fuera de la pista". Joan Peñarroya, entrenador de baloncesto y una de las figuras más respetadas del deporte español, desvela en esta entrevista los secretos de su éxito.
Un liderazgo que se basa en el trabajo, el sacrificio y la humildad. "No soy un gurú, no tengo una fórmula mágica. Simplemente hago lo que creo que es lo mejor para el equipo. Intento crear un ambiente donde los jugadores se sientan cómodos y puedan dar lo mejor de sí mismos. Y sobre todo, intento ser justo y honesto con todos ellos".
"El baloncesto es un deporte de equipo, y como tal, es fundamental que todos trabajemos juntos. No hay lugar para el egoísmo o el individualismo. Todos tenemos que estar dispuestos a sacrificarnos por el bien del equipo". Peñarroya, que ha dirigido a equipos como el Baskonia, el Valencia Basket o el Unicaja Málaga, sabe que el liderazgo no es solo una cuestión de dar órdenes. "Un buen líder es aquel que sabe escuchar, que sabe empatizar con sus jugadores y que sabe motivarlos".
"La motivación es fundamental en el deporte. Es la que te hace levantarte cada día y trabajar duro, incluso cuando las cosas no van bien. Yo siempre intento motivar a mis jugadores recordándoles lo que pueden conseguir, lo que son capaces de hacer. Y sobre todo, intento transmitirles mi pasión por el baloncesto".
Peñarroya, que ha ganado numerosos títulos a lo largo de su carrera, reconoce que no siempre es fácil ser un líder. "Hay momentos difíciles, momentos en los que las cosas no salen como uno quiere. Pero en esos momentos es cuando más hay que mantener la cabeza fría y seguir trabajando duro. Nunca hay que darse por vencido".
"Ser líder es una responsabilidad, pero también es un privilegio. Es un honor poder ayudar a otros a alcanzar su potencial y a conseguir sus sueños. Y es una satisfacción enorme ver cómo tus jugadores crecen y se convierten en mejores personas y mejores jugadores".
"No soy perfecto", reconoce Peñarroya. "Cometo errores como todo el mundo. Pero siempre intento aprender de mis errores y ser mejor cada día. Soy consciente de que todavía tengo mucho que aprender, pero estoy dispuesto a seguir creciendo y mejorando como líder".
"El liderazgo es un viaje, no un destino. Es algo que se construye día a día, con trabajo, sacrificio y humildad. Y es algo que nunca se acaba, siempre hay que seguir aprendiendo y mejorando".