Hace unos días se cumplieron dos años de la absolución de Juana Rivas, la mujer granadina que fue condenada a cinco años de cárcel por llevarse a sus hijos a Italia para protegerlos de su maltratador.
La historia de Juana es una historia de lucha y de justicia, pero también de sufrimiento y de dolor. Es la historia de una mujer que se vio obligada a huir de su casa con sus hijos para protegerlos de la violencia de su pareja.
Pero la historia de Juana no es solo una historia de sufrimiento. Es también una historia de esperanza y de victoria. Es la historia de una mujer que no se rindió, que luchó por sus derechos y por los de sus hijos.
La absolución de Juana es un triunfo de la justicia. Es un mensaje de esperanza para todas las mujeres que sufren violencia de género. Es un recordatorio de que no están solas, de que hay personas que las apoyan y que lucharán por sus derechos.
Pero la historia de Juana no ha terminado. Sigue luchando por la custodia de sus hijos, que aún están en Italia con su padre. Sigue luchando por que se reconozca el maltrato que sufrió y por que se tomen medidas para evitar que otras mujeres pasen por lo mismo.
La lucha de Juana es nuestra lucha. Es la lucha por un mundo libre de violencia de género. Es la lucha por un mundo en el que todas las mujeres puedan vivir libres y seguras.