En los turbulentos años de la dictadura militar argentina, cuando desaparecían personas sin dejar rastro, emergió una mujer extraordinaria: Estela de Carlotto. Su historia nos conmueve hasta el alma, inspirándonos a creer en la esperanza incluso en los tiempos más oscuros.
Estela, una joven maestra, se vio destrozada cuando su hija Laura fue secuestrada en 1977. Desesperada, recorrió incansablemente hospitales y juzgados, buscando cualquier señal de su amada hija.
En medio de su dolor, Estela encontró un propósito. Sabía que Laura no era solo su hija, sino una víctima más de la despiadada dictadura. Unió fuerzas con otras madres cuyas vidas habían sido destrozadas de manera similar, formando las Abuelas de Plaza de Mayo.
Las Abuelas, como cariñosamente las llamaban, se convirtieron en símbolos de resistencia. Marcharon en la Plaza de Mayo frente a la casa de gobierno, exigiendo justicia y respondiendo al gobierno con un poderoso "¡Nunca más!".
Pero la misión de Estela no terminaba allí. Sabía que muchos niños habían sido robados a sus padres desaparecidos y criados por familias de militares. Estas niñas y niños habían crecido sin conocer su verdadera identidad.
Con un equipo incansable de abuelas, Estela creó el Banco Nacional de Datos Genéticos. Este banco fue crucial para identificar a los hijos robados mediante pruebas de ADN. Uno por uno, los niños perdidos comenzaron a reunirse con sus verdaderas familias.
En 2014, Estela tuvo el momento más emotivo de su vida. Laura, su hija desaparecida, fue encontrada 37 años después. "Fue como si me quitaran una piedra del corazón", dijo Estela.
Estela de Carlotto, la abuela que nunca se rindió, es un faro de esperanza para los oprimidos y un testimonio del poder del amor maternal. Su historia nos recuerda que incluso en las nieblas de la injusticia, la búsqueda de la verdad y la justicia nunca debe cesar.
Sigamos inspirándonos en el espíritu inquebrantable de Estela y trabajemos juntos para crear un mundo donde la justicia y el amor siempre prevalezcan.