El 12 de septiembre de 1992, el Perú dio un paso decisivo en su lucha contra el terrorismo con la captura de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, grupo que había sembrado el terror en el país durante años.
La captura de Guzmán fue el resultado de una operación de inteligencia de varios meses, llevada a cabo por el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN). Los agentes del GEIN habían estado siguiendo de cerca los movimientos de Guzmán y sus seguidores, y finalmente habían logrado localizar su escondite en una casa en el distrito de Surquillo, en Lima.
El operativo para capturar a Guzmán fue arriesgado, pero los agentes del GEIN estaban decididos a poner fin al reinado de terror de Sendero Luminoso. El 12 de septiembre, irrumpieron en la casa donde se escondía Guzmán y lo arrestaron junto con otros miembros del grupo.
La captura de Guzmán fue un duro golpe para Sendero Luminoso, y marcó el inicio del fin del grupo terrorista. En los años siguientes, el GEIN continuó capturando a otros miembros de Sendero Luminoso, y el grupo terrorista fue finalmente derrotado.
La captura de Abimael Guzmán fue un momento histórico para el Perú. Fue un día de esperanza y renovación, un día en el que el país derrotó al terrorismo y recuperó su paz.
La captura de Guzmán marcó el fin de una era de violencia y terror en el Perú. Sendero Luminoso había sido responsable de la muerte de miles de personas, y la captura de su líder fue un paso decisivo para poner fin a su reinado.
La captura de Guzmán también marcó un nuevo comienzo para el Perú. Fue un día de esperanza y renovación, un día en el que el país pudo mirar hacia un futuro sin terrorismo.
La captura de Guzmán fue un triunfo de la democracia sobre el terrorismo. El GEIN, que llevó a cabo la operación, era una unidad de élite de la Policía Nacional del Perú, que demostró que era posible derrotar al terrorismo mediante medios democráticos.