La Diabla, el diablo con tacones altos
Vaya, vaya, parece que el infierno se ha quedado sin combustible y la mismísima "Diabla" ha tenido que subir a la superficie para conseguir un poco. Pero atención, no esperes encontrar a un temible demonio con cuernos y cola, pues esta diabla es única en su especie.
Esta diabla es una mujer, no un hombre. Una mujer excepcionalmente bella, con una inteligencia afilada como una navaja y un encanto que podría hacer caer incluso a los ángeles más santos. Pero no os dejéis engañar por su apariencia angelical. En el fondo, es un demonio astuto y despiadado, capaz de hacer que los hombres más fuertes tiemblen de miedo.
La Diabla no se anda con rodeos. Si quiere algo, lo consigue. Y lo consigue usando sus encantos femeninos, envolviendo a sus víctimas en una red de pasión y deseo que les hace perder la cabeza. Una vez que están atrapados en su hechizo, les exprime hasta la última gota de felicidad y luego los descarta sin piedad.
Algunos dicen que La Diabla es una maldición, una plaga que ha sido enviada a castigar a los hombres por sus pecados. Otros creen que es una prueba, una tentación que nos ayuda a distinguir entre el bien y el mal. Sea cual sea la verdad, una cosa es segura: La Diabla es una fuerza a tener en cuenta.
Ahora, querido lector, te preguntarás cómo puedes protegerte de los encantos de La Diabla. La verdad es que no hay forma segura de hacerlo. Pero si eres lo suficientemente valiente para enfrentarte a ella, recuerda esto:
* No te dejes engañar por su belleza. Es sólo un disfraz que oculta su verdadera naturaleza.
* Mantente fuerte y no cedas a sus encantos. Cuanto más débil seas, más poder tendrá sobre ti.
* Recuerda que ella sólo quiere usarlo y luego descartarlo. No caigas en su trampa.
Y si alguna vez te encuentras atrapado en sus redes, no te desesperes. Siempre hay esperanza. Busca la ayuda de aquellos que te quieren y apoyan, y juntos podréis romper el hechizo de La Diabla.
Así que ahí lo tienes, la historia de La Diabla, el diablo con tacones altos. Ten cuidado, querido lector, porque ella puede estar más cerca de lo que crees.