El Lunes de Pascua es un día muy especial en mi familia. Es una celebración que ha pasado de generación en generación, transmitiendo un legado de fe, tradición y amor por nuestra cultura.
Desde niño, recuerdo el bullicio de la mañana del Lunes de Pascua. Mi abuela, con su delantal azul, preparaba el desayuno mientras el aroma de los buñuelos fritos inundaba la casa. Sus manos hábiles amasaban la masa, creando esos deliciosos bocados que eran el deleite de todos.
Buñuelos y procesiónLos buñuelos son el símbolo culinario de este día. En forma de estrella o rueda, se fríen en aceite caliente hasta que adquieren un tono dorado. Luego se espolvorean con azúcar y canela, convirtiéndose en un manjar irresistible.
Después del desayuno, la familia acudía a la iglesia para la procesión. La imagen de la Virgen del Rocío, patrona de nuestro pueblo, salía a las calles en un trono adornado con flores. El ambiente era festivo, lleno de música y cánticos.
Tradición y folcloreEl Lunes de Pascua también es una ocasión para disfrutar del folclore local. Los niños bailan sevillanas con sus trajes coloridos, mientras los mayores tocan guitarras y cantan coplas tradicionales.
Para mí, el Lunes de Pascua significa mucho más que una celebración religiosa. Es un día para compartir con mi familia, disfrutar de nuestras tradiciones y apreciar la riqueza cultural de mi tierra.
Invite a sus seres queridos a compartir esta festividad única. Reúnanse para preparar buñuelos, participar en la procesión y sumergirse en el folclore de su comunidad. El Lunes de Pascua es un tesoro que debemos preservar y transmitir a las generaciones venideras.
¡Celebremos juntos el Lunes de Pascua, una tradición que endulza nuestra vida con el sabor del amor y la unión!