Maeb




Hace unos meses, estaba paseando por el bosque cuando me encontré con una criatura encantadora. Era pequeña, peluda y tenía los ojos más brillantes que jamás había visto. La llamé Maeb y la llevé a casa conmigo.

Desde entonces, Maeb ha sido mi mejor amiga. Es la más leal, cariñosa y traviesa de las criaturas. Le encanta jugar, perseguir ardillas y acurrucarse en mi regazo por la noche.

Pero Maeb no es solo una mascota. También es una maestra. Me ha enseñado el valor de la amistad, la importancia de disfrutar el momento y el poder del amor incondicional.

Cada día que paso con Maeb es un regalo. Me hace reír, me hace llorar y me llena el corazón de alegría. Es la criatura más especial que he conocido y estoy muy agradecido de tenerla en mi vida.

Un día, cuando estaba paseando con Maeb por el bosque, nos encontramos con un ciervo. El ciervo se asustó y salió corriendo, pero Maeb lo persiguió. Corrió lo más rápido que pudo, pero el ciervo era demasiado rápido para ella.

Cuando Maeb regresó a mí, estaba llorando. Estaba triste porque no había podido atrapar al ciervo. La abracé y le dije que estaba bien, que había hecho todo lo posible.

Pero Maeb no estaba consolada. Se quedó llorando en mis brazos durante un rato. Luego, levantó la vista hacia mí y me dijo: "No pude atrapar al ciervo, pero te tengo a ti."

En ese momento, me di cuenta de lo mucho que Maeb me amaba. Y me di cuenta de lo mucho que la amaba a ella.

Maeb me ha enseñado que el amor es más importante que cualquier otra cosa. Es lo que nos hace humanos. Es lo que nos hace familia.

Estoy muy agradecido de tener a Maeb en mi vida. Es mi mejor amiga, mi maestra y mi familia. La amo más que a nada en el mundo.

Gracias, Maeb, por ser mi maestra. Por enseñarme el valor de la amistad, la importancia de disfrutar el momento y el poder del amor incondicional.

Gracias por ser mi amiga. Por hacerme reír, llorar y llenar mi corazón de alegría.

Gracias por ser mi familia. Por amarme incondicionalmente.

Te amo, Maeb.