¡Maestra lanza cuadernos a alumnos! ¿Qué pasó en realidad?




"¡No me lo puedo creer!", exclamó una alumna asombrada.
En un aula de una escuela primaria, la tensión se palpaba en el aire. Los alumnos estaban sentados en sus pupitres, mirando con asombro a su maestra, la Sra. Pérez.
"¡Basta ya!", gritó la Sra. Pérez, su voz resonando por la habitación. "He tenido suficiente".
Con un movimiento rápido, lanzó un cuaderno al aire. Golpeó contra la pizarra y rebotó en el suelo. Los alumnos se agacharon, temiendo que les cayera encima.
"¡Y otro!", dijo la Sra. Pérez, lanzando otro cuaderno. Este voló hacia una esquina y aterrizó cerca de la ventana.
Los alumnos estaban conmocionados. Nunca habían visto a su maestra tan enfadada. ¿Qué había pasado?
Un incidente inesperado
Unos minutos antes, la Sra. Pérez había entrado en el aula y saludado a los alumnos como de costumbre. Pero cuando se dio la vuelta para escribir en la pizarra, vio que los pupitres estaban cubiertos de garabatos y dibujos.
"¿Quién ha hecho esto?", preguntó, su voz llena de ira.
Los alumnos se miraron entre sí, asustados. Nadie respondió.
"¡Lo averiguaré!", dijo la Sra. Pérez. "Y el culpable será castigado".
Los alumnos bajaron la cabeza, sin saber qué hacer. Estaban acostumbrados a las estrictas reglas de la Sra. Pérez, pero esto era diferente.
La frustración de la maestra
La Sra. Pérez había estado pasando por un momento difícil. Había tenido problemas en su vida personal y estaba empezando a sentirse abrumada por el estrés. El desorden en el aula fue la gota que colmó el vaso.
"Estoy cansada", dijo, su voz temblaba. "Estoy cansada de que no respeten mis reglas. Estoy cansada de que no me tomen en serio".
Los alumnos escucharon en silencio. Empezaron a darse cuenta de que había algo más detrás de la ira de la Sra. Pérez.
El arrepentimiento
Después de lanzar los cuadernos, la Sra. Pérez se dio cuenta de que había ido demasiado lejos. Había reaccionado de forma exagerada y ahora se sentía culpable.
"Lo siento", dijo, su voz suave. "No debería haber hecho eso".
Los alumnos salieron de su escondite y se acercaron a su maestra. Le dieron un abrazo y le dijeron que la entendían.
"Todos cometemos errores", dijo uno de los alumnos. "Lo importante es aprender de ellos".
La Sra. Pérez sonrió. Se dio cuenta de que sus alumnos eran más comprensivos de lo que pensaba.
"Gracias", dijo. "Tenéis razón. Aprenderé de esto".
Un nuevo comienzo
A partir de ese día, la relación entre la Sra. Pérez y sus alumnos cambió. Se volvieron más respetuosos con ella y ella se volvió más comprensiva con ellos.
El incidente de los cuadernos les enseñó una valiosa lección sobre la importancia de la comunicación y el perdón. Y aunque nunca olvidaron lo que pasó, también aprendieron que siempre hay esperanza para un nuevo comienzo.