Si eres amante de los viajes en carretera, la ruta Mazatlán - Tijuana es un recorrido imperdible por su belleza escénica y diversidad cultural. Te comparto mi experiencia en este increíble viaje.
Inicié mi aventura en Mazatlán, una ciudad costera conocida por sus playas doradas y su vibrante vida nocturna. Después de disfrutar de un delicioso ceviche en el malecón, me despedí de las olas y me adentré en la carretera.
Los primeros kilómetros por Sinaloa me sorprendieron con sus fértiles campos y pintorescos pueblos. Hice una parada en Guasave para degustar los famosos chilorios y continuar mi camino con el estómago lleno y el corazón contento.
Al cruzar la frontera con Chihuahua, el paisaje cambió drásticamente. Me sumergí en la imponente Sierra Tarahumara, hogar de los legendarios corredores rarámuri. Las curvas sinuosas y las vistas panorámicas me hicieron sentir como si estuviera volando entre montañas.
Después de un largo día de conducción, llegué a Ciudad Cuauhtémoc, un oasis en medio del desierto. Me hospedé en un acogedor hotel y cené en un restaurante típico donde probé la famosa carne asada estilo Chihuahua. ¡Delicioso!
El último tramo de mi viaje me llevó a través de Sonora y Baja California. Pasé por Hermosillo, con su imponente Catedral de la Asunción, y Mexicali, la capital de Baja California. Finalmente, llegué a Tijuana, la puerta de entrada a México desde Estados Unidos.
El viaje de Mazatlán a Tijuana fue una experiencia inolvidable que me dejó con recuerdos imborrables. Desde las playas de Mazatlán hasta las montañas de la Sierra Tarahumara, cada kilómetro me regaló una nueva perspectiva de la riqueza y diversidad de México. Si tienes la oportunidad, no dudes en emprender este recorrido que te llenará de asombro y emoción.