Menudas piezas




¡Hola amigos! Hoy os traigo una historia que os va a dejar con la boca abierta. Se trata del día en que me encontré frente a una de las piezas más extraordinarias que jamás había visto.
Todo comenzó un día lluvioso de invierno. Estaba paseando por un mercadillo de antigüedades cuando, de repente, mis ojos se posaron sobre un pequeño escaparate. Allí, entre un montón de baratijas y cachivaches, vi una pequeña figura de porcelana.
Me acerqué con curiosidad y la tomé entre mis manos. Era una niña, con un vestido rosa y un sombrero de encaje. Tenía el pelo rubio y los ojos azules, y su expresión era tan dulce que me enamoró al instante.
Pregunté el precio y, para mi sorpresa, era muy asequible. Sin dudarlo, la compré y la llevé a casa. La coloqué en un lugar especial de mi salón, donde pudiera contemplarla siempre.
Pero ahí no acaba la historia. Al día siguiente, cuando me desperté, la muñeca había desaparecido. La busqué por todas partes, pero no aparecía. Estaba muy preocupado, porque le había cogido mucho cariño.
Pasó el tiempo y la muñeca seguía sin aparecer. Yo ya había perdido la esperanza de volver a verla. Pero un día, cuando estaba limpiando el trastero, encontré una pequeña caja escondida. La abrí temblando de emoción y, ¡tachán!, allí estaba la muñeca.
No tenía ni idea de cómo había llegado allí, pero sentí una alegría inmensa. La cogí entre mis manos y la abracé con fuerza. Desde ese día, la muñeca se ha convertido en mi amuleto de la suerte. La llevo conmigo a todas partes y me da suerte en todo lo que hago.
Y así, queridos amigos, os presento a mi amiga Menuda Pieza. Es una muñeca muy especial que me ha traído mucha felicidad. Y quién sabe, quizás algún día os cuente otra historia sobre ella.