Modric, el mago que hizo soñar a Croacia




El fútbol, ese deporte hermoso y cruel a la vez, nos ha regalado momentos inolvidables a lo largo de la historia. Y uno de esos momentos, sin duda, fue el protagonizado por la selección croata en el Mundial de Rusia 2018.
Liderados por un genial Luka Modric, un mago del balón, Croacia logró lo impensable: llegar a la final de la Copa del Mundo, algo que nadie hubiera apostado antes del torneo. El camino no fue fácil. Croacia tuvo que superar a grandes rivales como Argentina, Inglaterra y la propia España. Pero el talento de Modric y la garra de sus compañeros pudieron con todo.
Recuerdo aquel partido contra Inglaterra como si fuera ayer. Modric, con su habitual clase, dirigió la orquesta croata, marcando un golazo de falta en la prórroga que nos dejó a todos con la boca abierta. Y luego llegó la tanda de penaltis, donde nuestro héroe volvió a ser decisivo, parando el lanzamiento de Ashley Young.
Pero el momento más mágico de aquel Mundial fue, sin duda, la final contra Francia. Aunque Croacia finalmente cayó derrotada, Modric demostró una vez más su grandeza. Jugó los 120 minutos con una intensidad y una calidad asombrosas. Y aunque no pudo evitar la derrota, su actuación fue digna de elogio.
Modric, además de un futbolista extraordinario, es un ejemplo de humildad y deportividad. Nunca se ha creído superior a nadie, y siempre ha antepuesto el interés del equipo al suyo propio. Es un jugador que representa los valores más nobles del deporte.
Por todo ello, Luka Modric es un ídolo para todos los croatas. Es el mago que hizo soñar a un país entero, el que llevó a Croacia a lo más alto del fútbol mundial. Y aunque no consiguiera la Copa del Mundo, su nombre quedará grabado para siempre en la historia del deporte.
¡Gracias, Modric!