La noticia conmocionó al mundo literario español el pasado mes de marzo: Francisco Rico, uno de los filólogos e intelectuales más destacados de nuestro tiempo, había fallecido.
Nacido en Barcelona en 1942, Rico dedicó su vida a la enseñanza y a la investigación. Fue catedrático de Literatura Española en las universidades de Barcelona, Autónoma de Barcelona y Complutense de Madrid, y miembro de la Real Academia Española desde 1987.
El trabajo de Rico abarca un amplio abanico de temas de la filología española, desde la Edad Media hasta el Siglo de Oro. Es especialmente reconocido por sus estudios sobre el Cantar de Mio Cid, el Libro de Buen Amor y la obra de Miguel de Cervantes.
Su edición crítica del Cantar de Mio Cid, publicada en 1999, es considerada una obra maestra de la erudición filológica. Rico no solo descifró los enigmas textuales del poema, sino que también lo situó en su contexto histórico y cultural.
Más allá de su trabajo académico, Rico también fue un intelectual público destacado. Fue un colaborador habitual de periódicos y revistas, donde escribió ensayos sobre literatura, historia y política.
Rico era un hombre comprometido con su tiempo. Aportó su voz a debates sociales y políticos, siempre desde la perspectiva de un intelectual riguroso y tolerante.
En sus últimos años, Rico se dedicó a la divulgación de la cultura literaria. Fue el director de la colección "Clásicos de Todos los Tiempos" de la editorial Alfaguara, que ha acercado a un público amplio obras fundamentales de la literatura española.
Con la muerte de Francisco Rico, la cultura española pierde a uno de sus grandes maestros. Su trabajo filológico y su compromiso intelectual seguirán siendo referentes para las generaciones venideras.
El legado de Rico no se limita a sus publicaciones y enseñanzas. Su figura representa la importancia de la educación, la cultura y el compromiso social. Su ejemplo nos inspira a todos a seguir cultivando el espíritu crítico y a trabajar por un mundo mejor.
Descanse en paz, maestro.