En la trágica madrugada del 23 de julio de 2004, el mundo del toreo se conmocionó con la noticia del fallecimiento de la legendaria Carmina Ordóñez. Era una figura icónica, una mujer fuerte y apasionada que vivió una vida llena de amor, drama y controversia.
Carmina nació en Ronda, la cuna del toreo, en 1955. Hija del legendario Antonio Ordóñez, no era de extrañar que creciera con la afición a los toros en sus venas. Se casó con Francisco Rivera "Paquirri", uno de los toreros más grandes de todos los tiempos, pero su matrimonio se derrumbó trágicamente cuando Paquirri murió en la plaza de toros en 1984.
La vida de Carmina estuvo marcada por la pérdida y la tragedia. Dos de sus hermanos también murieron jóvenes, y su hijo, Francisco Rivera Ordóñez, sufrió una grave cogida en la plaza de toros. Sin embargo, a pesar de sus desgracias, Carmina nunca perdió su espíritu luchador.
Era una mujer hermosa y carismática, con una personalidad tan vibrante como su icónico cabello rojo. Su muerte conmocionó a España y al mundo del toreo. A los 49 años, había caído al vacío desde su apartamento en Madrid, dejando atrás un legado de amor, pasión y dolor.
La muerte de Carmina Ordóñez fue una gran pérdida para el mundo del toreo y para todos los que la amaban. Su legado vivirá para siempre como el de una mujer que vivió una vida extraordinaria, enfrentando la adversidad con fuerza y dignidad.
En memoria de Carmina Ordóñez, una mujer inolvidable que dejó una huella imborrable en el corazón del mundo del toreo.